Me desennumero. Son sus manos (otras manos) el hilo que deshizo juegos a tres, que derrotó los laberintos amados. Fue hermosa la boca del Abismo cuando nos descifrábamos, primero de dos en dos, luego inventando otros tableros.
¿Recuerdas? Damas y alfiles danzaron ante nosotros.
Pero me desennumero, sin culpas, sin porqués.
Llegó la hora de ser sólo Alicia, de nuevo.
Imagen: Nicola Ranaldi
Imagen: Nicola Ranaldi