
El "Apalpador" (Palpador) es un viejo gigante, de oficio carbonero, que vive en la dehesa de las altas montañas. En la noche de Navidad bajaba a las aldeas para acercarse a los niños que dormían. Calladamente, les palpaba las barrigas para ver si los pequeños estaban bien alimentados. Después de desearles que en el ano próximo no pasasen más hambre, se marchaba dejándoles un buen puñado de castañas calientes.
La tradición, recogida por José André Lôpez Gonçález en las comarcas del Courel y del Cebreiro, refleja la conexión de esta figura con otras semejantes como el Olentzero, el Pai Inverno o el propio Papá Noel. Se cree que se trata de una costumbre de origen precristiano que en su momento debió estar extendida por todo el país y que fue desapareciendo progresivamente.
La tradición, recogida por José André Lôpez Gonçález en las comarcas del Courel y del Cebreiro, refleja la conexión de esta figura con otras semejantes como el Olentzero, el Pai Inverno o el propio Papá Noel. Se cree que se trata de una costumbre de origen precristiano que en su momento debió estar extendida por todo el país y que fue desapareciendo progresivamente.