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jueves, febrero 05, 2009



Pero cada instante que transcurre
estoy en ti y tu en mí como la espada
que pende del cielo invisible
y que arroja su cuerda hasta el averno.

(Jesús Fernández Morillo, Sinfonía prometida)



*Su blog: http://vencidoporsombras.blogspot.com


Imagen: Steve Hogle

martes, enero 13, 2009




Me recojo en tus manos.
Allí, olvidado del mundo y su silencio,
oigo respirar al mar.



(Fernando Sarría, El error de las hormigas)


* Su fantástico blog: http://fernandosarria.blogspot.com/



Imagen: Damian Chiatti

domingo, diciembre 07, 2008

Las musarañas sólo saben bailar tango


Nunca me cayó bien, mejor dicho y para que el diablo no se ría de la mentira, la odié desde el principio, desde la primera vez que la vi aquella tarde de invierno. Venían los tres, sus padres y ella, calle abajo, Merche y su madre cargando una maleta enorme de cartón piedra, atada con cuerdas ya ves tú, y el padre con dos colchones enrollados a la espalda.

No eran ninguna novedad. Todas las semanas llegaba gente como ellos al barrio, casi todos del sur, unos muertos de hambre decía mi madre, que presumía de ser de Madrid desde la raíz de los tiempos. Ella se refería a los otros, a los que venían de los pueblos, que no habían hecho otra cosa en su vida más que plantar lechugas y se creían que en Madrid regalaban longanizas, pues iban aviados. ¡pero por dios, si las cuatro cosas que tenían se traían por veinte duros!

Efectivamente, pocos días después vi llegar la conocida furgoneta con el resto de los enseres, digo conocida, Candelas se acordará seguro, porque era del enano del barrio, el que a mí me daba tanto miedo porque tenía una mirada muy rara, que la había recibido como subvención por no sé qué cosa que hizo en la guerra cuando era joven. Como la subvención si no se movía no alimentaba, Ramón, que así se llamaba el enano, se dedicaba a hacer las mudanzas del todo el barrio. Una fortuna que atesoró, seguro, porque otra cosa no pero lo que es gente nueva llegaba todos los días.

Desde luego que no fue con Merche como el enano Ramón se hizo rico, que eran cuatro sillas y una cama lo que traían, que vete a saber donde dormía Merche, mi suegra dijo una vez que tiraban un colchón al suelo y ahí dormía la pobre, ya ves tú la pobre, seguro que ni lo notaba, ¡pero si en el pueblo dormiría con los burros! y, sin embargo, viéndola caminar, supe, porque lo supe, que Merche cambiaría mi vida. Tenía un aire en su pelo negro o en su manera de andar o de moverse en medio de aquella tarde tan oscura mientras tiraba de aquella maleta sucia, que me hizo recordar las fotos de las revistas que mi madre atesoraba primorosamente para las clientas de la peluquería, la única que había en el barrio por aquel entonces y de la que éramos propietarias. Pensé que era raro que alguien tan pobre pudiera parecer una princesa.

Mientras miraba conmigo desde la ventana del salón la llegada de los nuevos vecinos, mi madre dijo lo que yo pensaba: no me gusta esa chica, ni gota de humildad, quién se creerá qué es, si no hay más que ver la cara de muertos de hambre que traen, fíjate en el abrigo de la madre, es de por lo menos la batalla de Brunete, y nos reímos juntas y las dos pensamos en papá sin atrevernos a nombrarle, en como nunca quiso contarnos de dónde sacó el dinero para montar aquella peluquería de la que mi madre nunca paró de presumir hasta el día en que se murió, y eso que la pobre mía la estuvo trabajando hasta que ya no pudo sostenerse en pie. Aunque acordarnos de papá nos ponía de un humor raro, y yo siempre terminaba vomitando y en la cama.


(Fanny Herrera, fragmento de Las musarañas sólo saben bailar tango)

Imagen: Bill Brandt

Blog de Fanny Herrera: Los pasos que no doy


miércoles, noviembre 12, 2008




Cincuenta y dos

Hazme pleno-
La Geometría no habita sepulcro-
Lo sé, Belladona-
Tu amor no es siniestro-
Lo es quien te idolatra
en su mística barbarie-

(Antonio Medinilla, de Medievo)




* Su maravilloso, aterrador, desasosegante Blog:


El Sur-Sub
Imagen: Igor Amelkovich


sábado, agosto 18, 2007

Piedras de Sopa




*NUDILLOS IMANTADOS Y LA TURBULENCIA EN TIERRA FIRME


Estoy leyendo el notable post que Anuar ha compuesto para el aniversario de su blog. Estoy leyendo lo que ha dedicado a mi minuto, el ante-penúltimo de la noche. El tiempo, aquel animal insomne e insaciable, abre un refrigerador.

Pero entonces, siento una sospechosa vibración. Dedico algunas fracciones de segundo a un relato futuro que empieza con las largas piernas de un ejecutiva capaces de detectar un sismo con veinte minutos de anticipación. No encuentro la frase para guardar esta idea. Ya estoy de pie diciéndole a la administradora de la cabina que abra la puerta ante el sismo. Creo que soy el único que se esta dando cuenta de que algo raro pasa. Cuando la intensidad del movimiento se incrementa, ella accede a abrir la puerta y salimos todos, excepto la administradora quien se va alejando por un rincón presumiblemente a avisar a los familiares al interior del domicilio.

Escucho voces de rezos en el fondo de la casa pero ya salí a la calle sin entender este movimiento prolongado y longitudinal. Miro al cielo y veo todas esas redes eléctricas que en otros tiempos estaban instaladas bajo tierra. Se mueven como equilibristas de circo mientras todo se va llenando de destellos. No es la fuerza de las placas como se ha dicho, sino el de la caída y corto circuito de varias torres de luz a lo lejos.

- Calma!

Debería creer que esto que sale de mi boca esta dirigido a una de las tantas personas que han salido de sus puertas a rezar, a abrazarse, o a expresar su asombro en las muchas palabras prohibidas destinadas para esos momentos. Pero eso no es todo. Es también una de esas ordenes absurdas que le das al caballo, al carro o al avión cuando los montas por primera vez y te das cuenta que eres tú quien depende de su gracia. El único tema es que tal turbulencia y sus alitas de pollo que ves deshacerse sobre las nubes en tu ventana de avión; esa sacudida y los relinches de su cabeza, las siento con mis pies en tierra firme.

Finalmente, descubro que no soy el único que ha dicho aquella orden. La veo salir de otras bocas y de otros brazos que se abrazan y se cubren en sus sacos. Yo en cambio sigo agitándola bajo esta lluvia sin gotas. No puedo decidir hacia donde llevarla bajo tanto cable. Solo me mantengo en movimiento, como si el cuerpo intentase generar una absurda sensación de nivelación ante la mecida telúrica. Igual no se correr como lo hace el suelo. Esta danza es difícil de continuar. Los pies se mueven y un carro pasa cerca a mucha velocidad, entre los gritos de los vecinos que ven como también sus ruedas han hecho suyas la movida pendular de la tierra. Tengo los nudillos imantados, mezcla de rezo pero también de viejos gestos de adolescencia destinados a acallar las horrendas muecas y movimientos de manos de la infancia.

De repente siento que voy mas rápido de lo que pensaba.

- Oye amigo ¿ya acabó? - pregunto al primer rostro que encuentro

- Sí. Puedes dejar de trotar.


Imagen: Alex Caranfil



*Del Blog Piedras de Sopa:

http://www.piedras-sopa.blogspot.com/


En él encontraréis información sobre la ayuda a los damnificados del terremoto del Perú.

sábado, junio 23, 2007

El blog de Dios

¡Por Dios! es uno de los blogs más imaginativos de la Red, cosa lógica tratándose de Él. Pocas entradas (ya se sabe que debe estar muy ocupado) pero siempre interesantes, aderezadas con una generosa dosis de humor negro. (Imprescindible no perderese las respuestas a los comentarios de "los fieles". )



Humor dulce humor



Cuando pisan una cucaracha con los pies descalzos. Cuando van a tirar un pañal usado a la basura y en el camino se les abre. Cuando la lluvia les moja el periódico recién comprado. Cuando el gato les orina un par de zapatos nuevos. Cuando salen de casa abrigados y de golpe sale un solazo. Cuando van a echar sal en la comida y se les desenrosca la tapa del salero. Cuando el ascensor se les escapa en el momento de tomar el picaporte. Cuando juegan un número a la Quiniela y sale el número anterior. Cuando tienen que anotar una dirección y no encuentran ningún lápiz a mano. Cuando están haciendo cola para pagar, y la caja cierra una persona antes que ustedes. Cuando lavan el auto o cuelgan la ropa y un rato después se larga a llover. Cuando hacen dieta y la aguja de la balanza no se mueve.
Son todas pruebas de mi existencia, y de lo poco que preciso para divertirme.
Después suelo compensarlos. Pero tampoco me lo agradecen.

miércoles, junio 13, 2007

Mitología griega


El siguiente texto es sólo una pequeña muestra del talento del blog:

Esta mañana me he despertado convertido en un animal mitológico. Poseo cabeza de pollo, cuerpo de pollo y alas de pollo. Pero cada una de las partes pertenece a un pollo diferente, con la particularidad de que todos han sido rustidos con cebolleta y pimiento. Lo cual me provoca graves ataques de asma que me obligan a toser mucho por las orejas (las doscientas y pico); además de una inusitada tendencia a que me salgan gallos en clase de canto. Menudo pollo, os direis, pero en realidad soy tan feliz: estoy convencido de ser una celebridad en el mundillo de la mitología griega; porque tengo una cierta tendencia al drama y llevo una falda de lino blanca con una daga dorada en el cinto. De hecho, mi vida es tan tragicómica que he decidido iniciar una salvaje e irreversible huelga de hambre. Me niego firmemente a comer aceitunas, ni a aliñar las ensaladas. Digan lo que digan los médicos que me atienden. Pero por otro lado, me abruma un poco la idea de la muerte, porque hay muy poca seriedad en el ramo; ni siquiera son capaces de publicar un puto horario de defunciones en internet. Me miro en el espejo y observo que tengo 500 ojos. 250 miopes y 250 astigmáticos. Y cada uno de ellos intercambia su patología con los demás aleatoriamente cada cinco minutos, como si jugaran al juego de la música y las sillas. Así que, cualquiera en mi lugar que tuviera dos dedos de frente, abandonaría la idea de comprarse un segundo par de gafas en Aflelú. Yo he intentado colocarme unas lentillas, pero justo cuando acababa de ponérmelas, se ha hecho la hora de acostarme y he tenido que empezar a quitármelas. Qué trabajo. Y menudo follón con los líquidos y las cajitas de derecha o de izquierda. Resumiendo, que la vida de los animales mitológicos, también es una mierda. Para qué nos vamos a engañar.


Imagen: Graciela Iturbide

sábado, marzo 24, 2007

M. Imbelecio Delatorre & Bergman & W. Allen

En el que el marqués de Villarejo de la Peñuela quiso burlar a la muerte de una forma ridícula

Don Mateo Alcibíades Gorgojosa, IV marqués de Villarejo de la Peñuela, era un hombre del siglo pasado (o sea, no del pasado, del anterior), práctico y mostachoso a un tiempo. Encontróse un día con la diligente señora de la Guadaña...



Pero don Mateo Alcibíades era precavido y, pasado el primer momento de susto, puso en táctica un plan que tenía fraguado desde hacía muuuuuuchos, muuuuuuuchos segundos; y que fué ponerle un corcho gordo, de los de garrafón, en la punta del instrumento de trabajo de la señá enlutada:





Pero el marqués de Villarejo, hombre leído, práctico, y bigotudo (como muchos hombres en aquel siglo XIX), nunca supo que tenía un defecto congénito: una mutación en el gen AcCo2770 hacía que para él fuesen indistinguibles la guadaña de la horca (aquí en Asturias, pala de dientes), y de otros aperos de labranza. Así que el corcho, que hubiera sido un recurso también ridículo pero con cierta efectividad en el caso de la horca, sirvió de poco con la guadaña.
Por eso la Muerte (téngala Dios en su gloria), no tuvo mayor problema en concluir su trabajo:



nota: no es necesario añadir que el marqués de Villarejo de la Peñuela durante toda su vida había llamado a la Muerte, "la señora de la Horca".

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Al genial Imbelecio lo podéis encontrar en: