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sábado, agosto 18, 2007

Piedras de Sopa




*NUDILLOS IMANTADOS Y LA TURBULENCIA EN TIERRA FIRME


Estoy leyendo el notable post que Anuar ha compuesto para el aniversario de su blog. Estoy leyendo lo que ha dedicado a mi minuto, el ante-penúltimo de la noche. El tiempo, aquel animal insomne e insaciable, abre un refrigerador.

Pero entonces, siento una sospechosa vibración. Dedico algunas fracciones de segundo a un relato futuro que empieza con las largas piernas de un ejecutiva capaces de detectar un sismo con veinte minutos de anticipación. No encuentro la frase para guardar esta idea. Ya estoy de pie diciéndole a la administradora de la cabina que abra la puerta ante el sismo. Creo que soy el único que se esta dando cuenta de que algo raro pasa. Cuando la intensidad del movimiento se incrementa, ella accede a abrir la puerta y salimos todos, excepto la administradora quien se va alejando por un rincón presumiblemente a avisar a los familiares al interior del domicilio.

Escucho voces de rezos en el fondo de la casa pero ya salí a la calle sin entender este movimiento prolongado y longitudinal. Miro al cielo y veo todas esas redes eléctricas que en otros tiempos estaban instaladas bajo tierra. Se mueven como equilibristas de circo mientras todo se va llenando de destellos. No es la fuerza de las placas como se ha dicho, sino el de la caída y corto circuito de varias torres de luz a lo lejos.

- Calma!

Debería creer que esto que sale de mi boca esta dirigido a una de las tantas personas que han salido de sus puertas a rezar, a abrazarse, o a expresar su asombro en las muchas palabras prohibidas destinadas para esos momentos. Pero eso no es todo. Es también una de esas ordenes absurdas que le das al caballo, al carro o al avión cuando los montas por primera vez y te das cuenta que eres tú quien depende de su gracia. El único tema es que tal turbulencia y sus alitas de pollo que ves deshacerse sobre las nubes en tu ventana de avión; esa sacudida y los relinches de su cabeza, las siento con mis pies en tierra firme.

Finalmente, descubro que no soy el único que ha dicho aquella orden. La veo salir de otras bocas y de otros brazos que se abrazan y se cubren en sus sacos. Yo en cambio sigo agitándola bajo esta lluvia sin gotas. No puedo decidir hacia donde llevarla bajo tanto cable. Solo me mantengo en movimiento, como si el cuerpo intentase generar una absurda sensación de nivelación ante la mecida telúrica. Igual no se correr como lo hace el suelo. Esta danza es difícil de continuar. Los pies se mueven y un carro pasa cerca a mucha velocidad, entre los gritos de los vecinos que ven como también sus ruedas han hecho suyas la movida pendular de la tierra. Tengo los nudillos imantados, mezcla de rezo pero también de viejos gestos de adolescencia destinados a acallar las horrendas muecas y movimientos de manos de la infancia.

De repente siento que voy mas rápido de lo que pensaba.

- Oye amigo ¿ya acabó? - pregunto al primer rostro que encuentro

- Sí. Puedes dejar de trotar.


Imagen: Alex Caranfil



*Del Blog Piedras de Sopa:

http://www.piedras-sopa.blogspot.com/


En él encontraréis información sobre la ayuda a los damnificados del terremoto del Perú.

lunes, abril 09, 2007

Entretiempo


...con el recuerdo de aquella chica tan inteligente, melosa y posesiva de pelo cortito y algunas traviesas pecas a la que no había vuelto a ver desde que me atacó un repentino exceso de dignidad y me marché del lugar sin mirar atrás. Aunque se enfadara, como se enfadó, porque uno andaba escarmentado en cabeza propia y tenía la certeza de que las mujeres adoran a los tíos duros que se lo montan de canto y huyen de los facilones, de los que pueden gobernar, pues les van más los canallas que no las llaman, los que no las buscan y se hacen de rogar para mantenerlas en vilo, hasta que finalmente se rinden, se entregan y te dicen aquello de soy tuya, golfo, haz conmigo lo que quieras

(...)

Y entonces habrá que hacerles caso y procurar que no se te desperfile la pose, mintiéndoles y mintiéndoles sin balbuceo alguno, no vaya a suceder que te dejen por otro tío que les mienta mejor. Y aunque este continuo pulir la posturita sea agotador, sabe usted, pues da mucha fatiguita andar siempre de figurín caralindo y uno prefiere ser natural y sonrojarse al cogerla de la mano...



Antonio F. Marín, Entretiempo


Imagen: Haleh Bryan