Confiésalo. ¿Qué te duele más?
Dices que su ausencia,
frágil fruto del ave que se apaga
en su irremediable vuelo hacia el sur.
Pero no. Reconócelo.
El desamor borró ya toda herida
y las huellas se quedaron sin nombre.
Sangra el orgullo que repta en una esquina,
borracho de ira, de uñas acechantes.
Sí, confiésalo, Indolencia,
eso es. Y lo sabes.
Agita un mástil que ondea guadañas
y su boca es un pozo que despedaza.
Huyamos de esta tierra que quema,
invoquemos ya otro canto.
(Indolencia Guzmán, Tú te lo pierdes)
Imagen: Willard Chivers
9 comentarios:
Tremendo... tremendo...
Los poemas que son paridos así, desde tan adentro de las entrañas, son los que más admiro.
Gracias por la cultura que ofreces y compartes.
Un beso
Muy bien!!
El orgullo nos hiere mas que muchas de las cosas que nos hagan los otros.
:-) Gracias.
Anda, llévate contigo a este puto cabrón insensible. Porlagloriademimadre.
Directo. Díficiles heridas las del orgullo. Existe poco tratamiento.
Es un placer pasear por tu blog. Pasear los oídos y la mirada.
Los recuerdos son surcos de lagrimas.
sin duda, cuando ya el amor no duele... duelen las causas externas
duele la soberbia
la vanidad herida
duele
hasta vomitar.
Duelen tantas cosas. Eso de la imágen es una lavadora humana? Saludos!
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