martes, diciembre 18, 2007

Malqueridas


(...) Podemos entender esta actitud si observamos la psicología particular de una madre. Con un recién nacido, la mujer soporta el maltrato, la indiferencia, el llanto inexplicable, las reclamaciones a deshora. Ningún maltrato se identifica como tal porque ése es "su bebé" y eso le convierte en un dios adorable. Ya dormirá y, cuando duerma, la dejará descansar. Ya sonreirá y una de sus sonrisas borrará cualquier ofensa.

(...) Cuando convertimos a un adulto en un "niño-dios", creamos un monstruo. Si nos fijamos bien en las mujeres malqueridas, veremos que tratan a sus parejas como a un bebé. Él las desprecia, las usa y las tira, les es infiel, las llama sólo cuando le conviene y ellas le perdonan siempre. Una sonrisa de él y vuelta a empezar...

(...) Es una danza que bailan dos. Él asume inconscientemente ese papel de bebé déspota y, a la vez, llorón. De hecho estos hombres siempre lloran para que la mujer pueda adoptar su confundido rol maternal: el hombre-dios está estresado, tiene problemas económicos, está saliendo de una relación traumática, no está preparado para el compromiso... y así, se le perdonan todos los desplantes. ¡Pobre dios!

Desengancharse

La abstinencia. Hay que decir "no" al primer café. Siempre hay coartadas, excusas para volver a verle, pero sólo lleva a la perdición y al dolor.


(Mariela Michelena, autora de Mujeres malqueridas)


*Entrevista para la revista Vivir bien


Imagen: Jan Hronsky

22 comentarios:

Ana di Zacco dijo...

Creo que eso va asociado al victimismo, ser despotizada por ese ser superior rellena un vacío muy escondido.

Batiscafo dijo...

sí, todo es cuestión de empezar a alejarse, si caes es una vuelta a empezar..

GLAUKA dijo...

Me has dejado ko, nunca se me había pasado por la cabeza esa relación, pero encaja a las mil maravillas. Efectivamente: ama a su pareja, o cree que la ama, como a un beebé, sin remisión, haga lo que haga ... y así van las cosas.

BUenísimo sí señor.

CurroClint dijo...

Yo he sido un hombre-bebé de esos. E intento dejar de serlo desde que fui consciente de ello... Pero algunas nos "malcrían" por miedo a la soledad; por miedo, en el fondo, a la libertad...
Me atrevo a poner esta fórmula:
Malquerida <=> Malcriadora
Así que apoyo tu recomendación al 100%.
De todo hay.
Besos

Anónimo dijo...

Ellas huyen de la soledad
Ellos huyen del compromiso

Y entre huida y huida, y sin querer, tropezamos un@s con otr@s

UMA dijo...

Es tan difìcil huir de un psicòpata:)
Creo que lamentablemente no estamos tan despiertas, que si lo estuvièsemos siempre, nos quedarìamos solas.
Un beso, Sintagma

UMA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
quantum dijo...

Malqueridas: haberlas, haylas. Pero me pregunto hasta qué punto el tema se está convirtiendo en un tópico en el que muchas se instalan de forma autocomplaciente. Vamos, que hay también malqueridos...entre muchas otras posibilidades amatorias. Y con cara tanto de hombre como de mujer.

Besos muchos, Wappainblue.

Patri Jorge dijo...

cuanta verdad refleja el escrito. Abrazos.

Le Mosquito dijo...

Reconozco las palabras de Mariela Michelena, y me dejan, por reconocibles, el estómago revuelto; literalmente.
Sólo un detalle que no entra en contradicción con su escrito...

Él asume inconscientemente ese papel de bebé déspota

Dejar por sentado que el ejemplar en cuestión "asume inconscientemente", podría venir a justificar actitudes que no son posibles sin antes pasar por la conciencia, por el filtro responsable de cada individuo. Un adulto, por muy malcriado que esté, rara vez no es consciente de una situación de privilegios injustos.

Mallén dijo...

Glup. Te habla la madre. Rayos.

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Mon dieu! Tengo que encontrar ese libro ya y leérmelo de cabo a rabo. ¡Gracias! Qué verdad el segundo párrafo. Bueno, todos. ¡Y el del desengache me viene que ni pintado! Ainsss!
Muchos besitos agradecidos

Lula May dijo...

Es difícil no repetir ciertos patrones de conducta que nos inculcaron en la niñez. En mi caso la relación expuesta por Michelena fue mi modelo de pareja a seguir, y como tal modelo lo estuve buscando (provocando) durante un tiempo de mi vida.
En mi caso, también, era un intento de cambiar al otro, no deja de ser una relación de fuerza con fuerzas desmedidas. Mi amor le hará cambiar, yo conseguiré lo que otras no han conseguido. Por suerte me di cuenta de que nadie tiene por qué cambiar, de que cada uno es como es y eso es maravilloso, y de que efectivamente se puede decir “no” al siguiente café. Lo difícil es decirte “no” a ti misma.

Beso,
Lula.

p.d. Por suerte hablo de hace casi veinte años, mucho ha llovido.

Anónimo dijo...

¡Qué bien leerte!

LaLy dijo...

danza que seguiremos bailando solas

LaLy

Anónimo dijo...

Jo yo no se... pero a mi alguna vez ( por suerte pocas) me ha pasado y vaya con el texto, lo ha clavado. La cosa esta que cuando ya te has dado cuenta de que el susodicho es un capullo, ya estas enganchada es algo asi como lo del tabaco y el fumar. Luego cuando lo dejas todo vuelve a estar mejor, sobre todo tu autoestima. Una vez te ha pasado si que aprendes a evitar ese cafe, porque claro,.. la experiencia es un grado.
Un beso

palabrasdeviento.blogia.com

Ophir Alviárez dijo...

Muy interesante, pica la curiosidad e invita a seguir la lectura tal vez con la idea de descubrir que malcriamos, pero alguna vez también nos malcrían aunque un exceso no justifique otro.

Saludos,

OA

Anónimo dijo...

El ejemplo del tabaco me parece de lo más acertado, la verdad... el problema es: quién es la guapa que dice "no" al primer café?

. dijo...

Me he acordado de una canción.

http://www.youtube.com/watch?v=6F8c7nOknA4

N. dijo...

Cuánta razón tienes...
Me ha encantado.
Me hiciste pensar...

Besos

LOLA GRACIA dijo...

Un buen artículo. Me parece muy interesante un libro sobre comportaientos parecidos, titualdo el Síndrome de Rebeca.

alfonso dijo...

ÑLB