domingo, enero 16, 2011
AÚN queda tu piel a mi piel prendida,
me rodea como la soga que pende del olivo
y la boca de Judas pronuncia tu nombre.
No es necesario
que hundas el puñal en la ausencia herida,
sé muy bien cómo el olvido se teje,
cómo se guardan los besos
que algún día transgredieron sueños.
Siempre supe quién eras
y el doloroso sabor de tus ojos desterrados.
Mi pena huele a sombra,
a último pétalo que deshoja el tiempo
y mi rostro,
mueca arqueada del junco,
dibuja derrotas.
(de Mares Online, ed. Sial, 2008)
Imagen: Christophe Gilbert
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6 comentarios:
hola! hace unos días, recorriendo los pasillos de la biblioteca de mi facultad, descubrí uno de tus libros: "Versos de perra negra".
Lo estoy leyendo y me encanta. Ya tienes una fiel lectora más. Espero verte por Córdoba alguna vez.
Un saludo,
Yolanda Martínez
Ven, que te mimo.
Ven, que te mimo.
SU BLOG ES INFINITO... PARA ESTA MENTE HAMBRIENTA GRACIAS POR DEJAR VER---
Y, a veces, la traición se alimenta de un beso nunca dado que deja en orfandad a la estólida mandrágora.
Besos.
Hay versos que retuercen el alma, como éste.
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