Aquella primavera olía a hierbabuena nadando en un pequeño mar helado que cantaba en las orillas del ron. Un mojito alumbraba cada tertulia, y aplacaba el calor lento de una Habana cansada envuelta en una ráfaga de risas. Fue en el 2000, cambio de milenio, albores de vidas nuevas, de tantos y tantos proyectos que se desbordaban de nuestros labios con el sabor incrédulo de los sueños. Ignacio, Rexina y yo disfrutamos de esa semana con la excusa de la cultura gallega que patrocinaba la Universidad de La Habana. Preparamos las ponencias en los chiringuitos de la playa entre broma y broma y miradas de afinidades cómplices.
Rexina y yo compartimos habitación en el hotel más mohoso de la ciudad. Sus paredes ajadas añoraban los viejos tiempos ante la mirada atenta del barrio de Vedado. El camino que cada mañana nos llevaba del hotel a la universidad se vestía de millones de piropos que nosotras recogíamos entre sonrisas, hijos de esa elegancia cubana, propia de poetas urbanos.
Luego, las noches se hacían paseos y bailes en lugares imposibles, discotecas populares que simplemente eran el salón principal de una casa y un tocadiscos. Y esos boleros rodeando una espalda inacabable de un mulato con la piel perfumada, como diría Jorge Amando, con aroma a canela y clavo.
Han pasado ya siete años desde entonces, Rexina se fue a vivir a Vigo, Ignacio y yo seguimos en la diáspora catalana. Y ayer, uno de esos tantos sueños nuestros que llenaron las horas de aquella primavera, se ha hecho realidad. Rexina Rodríguez Vega es la flamante ganadora, nada menos que del Premio Xerais de novela en gallego. Y se siente esa alegría de las cosas hermosas que le pasan a los amigos como si una parte de nosotros mismos estuviese también de alguna manera en ellas.
Imagen: Alexander Barth
Rexina y yo compartimos habitación en el hotel más mohoso de la ciudad. Sus paredes ajadas añoraban los viejos tiempos ante la mirada atenta del barrio de Vedado. El camino que cada mañana nos llevaba del hotel a la universidad se vestía de millones de piropos que nosotras recogíamos entre sonrisas, hijos de esa elegancia cubana, propia de poetas urbanos.
Luego, las noches se hacían paseos y bailes en lugares imposibles, discotecas populares que simplemente eran el salón principal de una casa y un tocadiscos. Y esos boleros rodeando una espalda inacabable de un mulato con la piel perfumada, como diría Jorge Amando, con aroma a canela y clavo.
Han pasado ya siete años desde entonces, Rexina se fue a vivir a Vigo, Ignacio y yo seguimos en la diáspora catalana. Y ayer, uno de esos tantos sueños nuestros que llenaron las horas de aquella primavera, se ha hecho realidad. Rexina Rodríguez Vega es la flamante ganadora, nada menos que del Premio Xerais de novela en gallego. Y se siente esa alegría de las cosas hermosas que le pasan a los amigos como si una parte de nosotros mismos estuviese también de alguna manera en ellas.
Imagen: Alexander Barth
La noticia:
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"La vida es un carnaval" de Celia Cruz que fue el himno de aquel viaje a Cuba.
11 comentarios:
Precioso Post...me he sumergido en esas noches y en esas espaldas inabarcables. Felicidades a Rexina.
(Oye..que te he puesto un meme...o siento)
Sintagma, me alegro por Vos y por Rexina...
Besos
Me pregunto cómo serían los viajes en ascensor, entre tanto poeta urbano. ¡Qué envidia!
Que alegría es esa de ver que alos amigos les van bien las cosas...Como abrir tu buzón para encontrar en él el libro de alguien a quien admiras y respetas
He tenido la suerte de saber historias de ese viaje en tu viva voz, así que me alegro el doble por Rexina.
Un abrazo para ella!
Besos.
Felicidades...a ella y a tí por la parte que te toca...
Y por la inacabable espalda perfumada del mulato...Hmmm...y a canela...
Es hermoso ver triunfar a las amigas. Mi cuñado y mi cuñada, que son investigadores ,también se van de ponentes a...Cancún. Esto de los congresos es un chollo, pero primero hay que ser doc, luego post doc, y luego llevar las tesis de los docs y las investigaciones de los post docs. O sea que en el fondo se lo han ganado palmo a palmo.
Vaya, me trasladaste a Cuba durante unos minutos... Mis felicitaciones para tu amiga:)
Besos
Mar
Me ha tocado el viaje, hasta aquellos tiempos en que habían
radios de transistores (poco más atrás)..., no se escuchaba la
música, pero se bailaba igual, con aroma de caña y café y sabor a
canela en la boca y en la piel.
DTB
fantástico!
me encanta tu blog
saludos!
Jazzy
Alegrarse de los éxitos de los amigos como si fueran de uno... uno de esos placeres raros de la vida. :)
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