domingo, enero 14, 2007

La suavidad de tu piel


-Qué suave es tu piel, amor. Me recuerda a aquellos versos de Louis Blanch, y se quedó mudo el olvido entre sus brazos... Una gran obra, sin duda, pero prefiero a su maestro Donegan. ¿Sabes a quién me refiero, verdad? Ohhh, ése sí que era uno de los grandes. De sus tres obras más conocidas me quedo con "Palideces de luna", esos versos tan simples, tan extremamente simples. Es la belleza que te traslada a otro mundo, que casi puedes palpar las palabras, su textura. En cambio Martin Fleggmert, qué decepción. No pude pasar de medio poemario. Tanta fama y fíjate, vulgar, tremendamente vulgar. Eso sí, la edición perfectamente trabajada. La versión danesa de Könen es espléndida, con esas ilustraciones tan potentes. Tengo que mostrártelas algún día, o mejor te compro un ejemplar. Espero que no sea difícil de encontrar, ya sabes, en este país tardan milenios en traerte los encargos. Estos libreros chapuzas. ¿Puedes creer que aún no he recibido "El despertar de los olivos" de Duprais? Que si el distribuidor, que si yo qué sé... aysss. Tengo ganas de ir a Londres de nuevo y pasear por las librerías de viejo. Como decía Anthony Green, Londres, ese recuento de pasos y letras... El bueno de Green, entregado a sus lecturas en una vida funcionarial. Muchos escritores han sido funcionarios de Hacienda. Qué curioso, ¿no? Como decía Paul Dorènne letras cifradas en el rojo sangre de las deudas... Los imagino atendiendo a los clientes, rellenando formularios. Como Hugo Pacciolla, escribiendo haikus en los manguitos. Como decía Florence Bruyn robaron las estaciones en las almas de los esclavos... O las novelas de folletín, que cobraban por entrega, alargando cada frase en mil disquisiciones para rellenar cuartillas, casi a tanto el peso. Como decía Jack Holmayer, los ocasos a libra la docena... o como decía Guillermo Robles Astún, contabilizamos el amor en billetes traicioneros... O si no, Marc Tinblednair que decía...

-Alberto...

-Dime, amor.

-¿Follamos o qué?



Imagen: Veronica Verazzi


14 comentarios:

Mandarina azul dijo...

sintagma, follar con Alberto, además de ser un "poema", tiene que ser como follar con cien mil hombres a la vez, ¡mon dieu! :)

Recomenzar dijo...

hermoso articulo
Saludos

recomenzar.blogspot.com

Z... dijo...

vayan mis aplausos por ese texto!
saludos, S.i.B

Anónimo dijo...

...mal momento para la lírica...dónde lo hicisteis, en la estantería? .xd., porque vamos todo eso puede retener una mente?

Unknown dijo...

....jajajaja.... a mi también me dijeron que me callara.... pero yo hablaba de química, que creo que era menos sugerente.... XDDDD

**kadannek** dijo...

En honor a la verdad...no es un texto que me llene, es decir, está bien escrito, es claro, parece intelectual.. el final tenía una especie de afán original, pero ¿por qué callar a alguien? Alberto sólo se expresaba...

Saludos.

Anónimo dijo...

Yo hubiese callado a Alberto metiéndole algo en la boca...

gemmacan dijo...

Vendería mi alma al diablo por vivir esta historia, sin cambiar una sola coma.
Genial Sintagma, absolutamente genial!
......

Tenemos que tomarnos ese café.

Ricardo Olvera dijo...

invadiendo umbrales…

beso felino!

El detective amaestrado dijo...

Es que tú dijiste: manos a la obra.
El entendió a las Obras Completas

pazzos dijo...

Él quiso Versos

Ella quiso ver S.O.S.

Ángel Fondo dijo...

Me adentraba en cierta ensoñación, admirando la prosa bien llevada, asimilando dulcemente toda la información y cielos…

Ya estoy despejado.

Un beso.

NoSurrender dijo...

abrochar, desabrochar, abrochar, desabrochar. Menos mal que hay tiempo para la literatura entre medias. Sobretodo la francesa ;)

Javier López Clemente dijo...

Toda una lección de pedagogía.

Salu2 Córneos.